Acaba de salir a la luz el nuevo número de Mediterráneo Económico editado por CAJAMAR y dedicado esta vez a las cooperativas agroalimentarias. Es un libro que tuve el honor de coordinar y en el que han participado los mejores expertos, tanto nacionales como internacionales. El libro está dividido en varios bloques partiendo de un enfoque internacional, a partir de los estudios recientemente publicados por la UE y donde han participado profesores de la Universidad de Wageningen, y que descienden a los problemas y desafíos más concretos del cooperativismo agroalimentario español. Aborda las cuestiones clave, desde el análisis del cooperativismo en los principales países desarrollados (USA, Japón, Corea del Sur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Brasil y la UE), hasta cuestiones tan importantes como la internacionalización, la aplicación del derecho de competencia en el sector, las nuevas leyes de mejora de la cadena y de integración cooperativa, etc. Hemos contado con los mejores que han expuesto libremente sus ideas lo que nos ha permitido elaborar un compendio extraordinariamente completo y actualizado.
Está hecho no solo para la reflexión, sino para que nos ayude a tomar decisiones en un momento de cambio extraordinariamente apasionante, con enormes retos, pero también con grandes oportunidades. De hecho el libro pone de manifiesto que las cooperativas, lejos de ser modelos empresariales obsoletos, están protagonizando en muchas ocasiones los grandes cambios en el sector agroalimentario mundial y contemplan la globalización desde una estrategia claramente ofensiva, conscientes de que en un mercado con demanda creciente son más las oportunidades que las amenazas. De hecho, el libro deja ver que la agricultura mas desarrollada y orientada al mercado se encuentra en los países más desarrollados donde las cooperativas están mas implantadas y cuentan con estructuras bien dimensionales y extraordinariamente profesionalizadas. Recomiendo su lectura porque se pueden extraer muchas conclusiones, tal vez la principal es que nos dice por donde va el mundo y nos permite visualizar mucho mejor hacia donde debemos ir nosotros.
Para descargarte el estudio pincha aqui
Buena lectura.
Acabo de regresar del IX Congreso de organizado en Castelldefels por la Asociación Española de Economía Agraria. Participé en una mesa redonda sobre el I+D+i en el sector agroalimentario donde salieron a relucir cuestiones muy interesantes que me gustaría compartir con vosotros.
Lo primero que debemos tener claro es que la incorporación de la innovación en la estrategia de la empresa debe ser fruto de una mentalidad compartida por todos los que la integran, porque todos deben estar predispuestos a innovar y, por supuesto, a aceptar la innovación como una mejora constante y permanente.
Lo segundo es que la propensión a innovar crece cuanto mayor es la orientación al mercado por parte de la empresa y, sobre todo, si existen relaciones estables con los proveedores y con los clientes, en la medida en que la transferencia de información y del conocimiento fruto de la especialización de cada una de las partes permite no sólo la identificación de las áreas para la innovación, sino además la obtención y el aprovechamiento más rápido de los resultados por ambas partes.
Las dos áreas que tradicionalmente cubre la innovación en las empresas agroalimentarias son la relativa a la innovación en procesos y la innovación en productos. La primera permite mejorar la eficiencia y la segunda está más orientada a la diferenciación de productos, formatos y presentaciones. Por eso es tan importante que en una empresa haya una mentalidad innovadora, para que se atiendan ambas vertientes, lo que sin duda redundará en beneficio de la competitividad, mejorando la eficiencia (gastos) y diferenciando los productos (ingresos).
Otra de las cuestiones destacadas fue el impacto de la crisis en la innovación. Según algún estudio recientemente publicado se ha producido una reducción de la inversión en innovación desde 2007 hasta la actualidad. Sin embargo, en las encuestas que hemos realizado en Cooperativas Agroalimentarias a nuestras cooperativas ha sucedido todo lo contrario, incrementándose la participación de las cooperativas en proyectos en innovación en casi un 5% desde 2008. Además, según nuestros datos, la propensión innovadora crece con la dimensión de la cooperativa, de tal forma que un 57% de las cooperativas con facturación superior a los 60 millones de € participan en proyectos de innovación y si son de segundo grado un 64,7%. En esta misma encuesta hemos identificado además que el 28,6% de las cooperativas cuya facturación supera los 60 millones de € cuentan con departamento de I+D+i, porcentaje que sube al 35,3% si se trata de cooperativas de segundo grado.
En definitiva, la crisis agudiza el ingenio porque nos obliga a ser más eficientes y diferenciarnos de nuestros competidores. Por ello la innovación es más necesaria que nunca, pero exige conocimiento y mentalización.
Acercar las empresas a los investigadores y los investigadores a las empresas y romper esos dos mundos que siguen existiendo en España y que, afortunadamente el tiempo y la crisis los están uniendo, sigue siendo absolutamente necesario. No es posible que los investigadores no estén en contacto con la realidad de las empresas y viceversa. Holanda, Bélgica, Francia, etc, son buenos ejemplos de que empresa e investigación no se entienden una sin la otra, resultando difícil la mayoría de las veces diferenciarlas de lo imbricadas que están. La reducción de los recursos públicos y la mejora continua de la eficiencia de nuestras empresas justifican hoy más que nunca una optimización y racionalización de los recursos existentes y que en los últimos años proliferaron hasta cierto punto sin demasiada lógica.
Finalmente, como no podía ser de otra forma en un Congreso de Economía, la innovación nunca se puede contemplar como un gasto, sino como una inversión, lo cual no quiere decir que no esté prevista en los presupuestos anuales de las empresas, al contrario, sino que debemos concebirla como una apuesta decidida por el futuro sin la cual no podremos sobrevivir. La empresa que no innova o no está dispuesta a hacerlo, está firmando su sentencia de muerte, porque en un mundo tan competitivo sólo van a sobrevivir los más eficientes y con mayor capacidad de anticipación.
La Reforma de la PAC es el primer gran dossier comunitario que estrena el proceso de codecisión del Parlamento Europeo. Tras la puesta en marcha del Tratado de Lisboa, el Parlamento ya no se limita a emitir un dictamen no vinculante como sucedía en el pasado, sino que tiene la facultad intervenir en el proceso de toma de decisiones con el Consejo y la Comisión. Este avance debería entenderse como un paso más en la construcción europea y pretende dar más poder a la Eurocámara que, hasta la fecha, ha sido más una institución consultiva que un órgano legislativo como correspondería a un Parlamento.
Desde el punto de vista del sector agroalimentario, al menos en lo que respecta a Cooperativas Agro-alimentarias de España, debemos decir que nos lo creímos y apostamos por ello, conscientes de las dificultades pero también de la gran oportunidad que se nos brindaba en la medida en que podríamos transmitir, a través del Parlamento Europeo, nuestras inquietudes y nuestros planteamientos al Consejo y a la Comisión en un escenario de negociación nuevo y mucho más democrático. De hecho, tanto Cooperativas Agro-alimentarias de España como el COPA-COGECA valoramos positivamente los dictamines aprobados por el Parlamento Europeo, por considerarlos más próximos a los planteamientos del sector que las propuestas del Comisario Ciolos.
Pero desgraciadamente tengo la impresión de que los hábitos adquiridos en la UE en los 50 años de existencia son difíciles de modificar y la intención del Consejo y de la Comisión de negociar las propuestas emanadas del Parlamento son más bien escasas, por no decir nulas. Esta sensación la tuve la semana pasada en Bruselas, cuando uno de los ponentes de la reforma de la PAC se lamentaba amargamente ante la imposibilidad de abrir líneas de negociación con la presidencia irlandesa, incluso nos revelaba la negativa de la Comisión a facilitarle la información que le estaba requiriendo. El eurodiputado explicó que el presidente del Consejo, el ministro irlandés de agricultura Simon Coveney, consideraba que el acuerdo político alcanzado el pasado mes de marzo en el Consejo de Agricultura estaba pillado con alfileres y, en consecuencia, el margen de maniobra para introducir las propuestas del Parlamento era prácticamente nulo. De hecho, el parlamentario nos comentó que la práctica totalidad de sugerencias realizadas caían en saco roto. La impotencia del Parlamento llega hasta tal punto que existe la amenaza de no ratificar el acuerdo de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno alcanzado el pasado mes de febrero sobre las perspectivas financieras de la UE, lo cual supondría la parálisis del proceso de reforma de la PAC.
Así las cosas, podría pasar de todo: no cumplirse el calendario previsto y no alcanzar un acuerdo antes de la finalización del mes de junio; trocear la reforma y que sólo se aprueben los reglamentos que suscitan un mayor consenso; e incluso alcanzarse un acuerdo. No hacerlo supondría un fracaso estrepitoso del proceso negociador y se complicaría el proceso de reforma ante la convocatoria de elecciones previstas en Alemania para el próximo mes de septiembre.
Esta situación ha provocado el pánico y el presidente del COPA ha recriminado al Parlamento su amenaza de no ratificar las perspectivas financieras y complicar la discusión en el Consejo para la reforma de la PAC. Todo parece indicar que para nuestros vecinos del Norte más vale una mala reforma que una no reforma. Yo no soy de esa opinión y creo que una reforma a cualquier precio no se justifica ni ante el sector ni ante la sociedad. Pero mucho me temo que al final, como siempre, habrá acuerdo antes de que finalice la presidencia irlandesa. Lo peor vendrá después, cuando haya que convertir el acuerdo político en modalidades de aplicación, un acuerdo cogido con alfileres, donde los puntos oscuros no se han concretado por falta de compromisos precisos. Y lo peor no habrá terminado en Bruselas, vendrá cuando haya que trasponer la legislación comunitaria en España y veamos las dificultades que entraña la convergencia interna, la regionalización, la ausencia de instrumentos de regulación de marcado acordes con la volatilidad actual de los precios, cuando veamos que todo lo relativo al reequilibrio de la cadena se queda en una mera declaración de intenciones y la CNC seguirá capando a sus anchas.
Ante esta situación quiero reconocer la labor del Parlamento Europeo, al menos en lo que respecta a la reforma de la PAC, que ha sido mucho más estratégica que los debates desarrollados entre el Consejo y la Comisión, donde el “sálvese quien pueda” ha sido a norma imperante. Por ello, no puedo más que lamentar lo que está sucediendo y seguir apoyando una construcción europea más ambiciosa, donde compartamos una visión de futuro y rompamos de una vez los egoísmos cortoplacistas.
Lo dicho, la codecisión, a pesar de estar escrita en el Tratado de Lisboa y contar con el aplauso de todos, se puede quedar en un espejismo, en una declaración política que poco tenga que ver con la realidad, lo mismo que sucede con los principios inspiradores de la PAC: garantía de rentas, seguridad de abastecimiento, preferencia comunitaria,.....que se han mantenido en el Tratado, pero que, a juzgar por los hechos, están corriendo la misma suerte que la codecisión del Parlamento Europeo.
Desde hace varios meses diversas personas están intentando persuadirme para que me lance a publicar un blog donde recoja mis impresiones, opiniones, o simples reflexiones relacionadas con mi experiencia profesional y, sobre todo, mi visión sobre el presente y el futuro de la actividad y política agroalimentaria. He de decir que al principio sentí un poco de pereza, incluso vértigo al enfrentarme por primera vez al mundo de las redes sociales y la interacción que ello comporta, incluso algo que es todavía peor; el fracaso que supondría el silencio, la ausencia de respuesta.
Finalmente he decidido dar este paso porque me apetece y porque me veo también en la obligación de compartir mis experiencias en una red como Chil que me parece muy profesional, responsable, integrada por personas deseosas de interaccionar y comunicar sus experiencias y conocimientos.
Así me lanzo, decidido a compartir, abierto a las críticas que recibiré como un premio, habida cuenta de que quien las haga habrá dedicado parte de su tiempo a la lectura de mi blog, y lo que es mucho más de agradecer, a compartir conmigo y todos los miembros de la red sus conocimientos y opiniones sobre algo que yo he escrito.
Eso sí, quiero advertir que los contenidos me comprometen solo a mí y no a la Organización que dirijo, entre otras cosas porque la agilidad con la que escribiré no me va a permitir la consulta, pero además, porque creo que la frescura de un blog exige improvisación, consecuencia de la inspiración fugaz que hace que muchas veces sean meras reflexiones en voz alta, fruto de una vivencia concreta, o de un mero pálpito movido por la ilusión innata de las personas que vivimos para comunicar, sufrir y disfrutar con los demás.
Por ello he pensado que nada mejor que titular mi blog “reflexiones para compartir”, no es muy original, pero creo que refleja lo que quiero y deseo hacer con mi blog. Por cierto, tengo muchas más pasiones que mi trabajo y no descarto utilizar este blog para compartir con vosotros alguna de ellas, pero ya veremos, de momento no he hecho más que dar el primer paso y decidirme a entrar en acción. Espero que sea para bien.
Acabamos de celebrar nuestra Asamblea General en la que, como es habitual, repasamos las actividades más destacadas de 2014 y el plan de actuación para el año en curso. Una de las conclusiones a la que podemos llegar es que da la sensación de que los temas no se cierran nunca. En ocasiones porque requieren una atención continuada, como por ejemplo el seguimiento de la evolución de los mercados, la aplicación de la reforma de la PAC, el restablecimiento de medidas extraordinarias para paliar los efectos del veto ruso que todavía persiste,….pero en otros casos los temas no se cierran como consecuencia de la propia complejidad administrativa de nuestro país. Este sería el caso de la aplicación de la Ley de Integración Cooperativa porque, cuando creíamos que solo debíamos concentrarnos en su aplicación, nos encontramos con una sentencia del Tribunal Constitucional que, sin cuestionar el fondo de la Ley ni los instrumentos que contempla, introduce una modificación en los procedimientos administrativos para la solicitud del reconocimiento de las Entidades Asociativas Prioritarias que sin duda retrasará su puesta en marcha. Esperemos que solo sea eso, un retraso, porque la Ley, aun sin haberse iniciado su aplicación, ya está dando resultados. Así, son varias las cooperativas que han lanzado de forma decidida su integración y, sin duda, en los próximos meses veremos como surgen otras iniciativas que hoy desconocemos.
Otro de los hechos relevantes ha sido nuestra reunión con el Secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz. El motivo de la reunión fue poner de manifiesto la apuesta por la internacionalización de buena parte de nuestras cooperativas. De hecho, las cooperativas representan el 27% de las exportaciones agroalimentarias de nuestro país y en los últimos años su participación en los mercados internacionales se está incrementando, fundamentalmente fuera de la UE: Estados Unidos, China, Japón, …. Esta evolución no es fruto del azar ni de la crisis económica, que sin duda ha contribuido al incremento de las exportaciones y la mejora de la balanza comercial de nuestro país. A nuestro juicio es la consecuencia de varios factores, pero tal vez el más importante es que somos una potencia agroalimentaria y empezamos a vencer viejos complejos que orientaban a muchas de nuestras producciones a los mercados y clientes de proximidad. En este sentido, el Secretario de Estado no solo ha reconocido el papel de las cooperativas en la internacionalización del sector, sino que nos ha brindado toda su colaboración para aprovechar de forma eficiente los instrumentos que en la actualidad existen para la mejora de nuestra presencia en los mercados exteriores. En ello estamos y por eso hemos tenido una primera reunión con las cooperativas de mayor propensión exportadora que han identificado toda una serie de áreas de mejora con el fin de aportar más eficiencia a las relaciones comerciales con países terceros. Mención especial requiere el futuro acuerdo bilateral de la UE con los Estados Unidos, más conocido por TTIP, acuerdo que sin duda ofrece un enorme atractivo para los productos mediterráneos, pero que provoca también gran controversia, tanto por la falta de transparencia de los negociadores, (la Comisión por parte comunitaria), como por la difícil compatibilización entre el modelo productivo norteamericano y el europeo, mucho más restrictivo y reglamentado.
En lo que respecta a la reforma de la PAC ya podemos decir que se ha aprobado el Plan Nacional de Desarrollo Rural, (PNDR), y muchos de los PDRs autonómicos, programas que serán fundamentales para la financiación de las inversiones en el sector y, en particular, para la puesta en marcha de la Ley de Integración Cooperativa que, recordamos, tiene asignado un presupuesto en el PNDR de 257 millones de € para el periodo 2015-2020. Esperamos y confiamos que la sentencia del Tribunal Constitucional no retrase en exceso su aplicación. Sin embargo, vamos a tener que seguir esperando antes de que se pueda concretar el pago básico asignado a cada beneficiario. De momento hemos conseguido que Hacienda reconozca que no hay que aplicar el IVA a las transferencias de Derechos de Pago Único cuando éstas vayan, bien de forma definitiva (venta), como temporal (arrendamiento), acompañadas de transferencia de tierras, cuestión que preocupaba al sector en determinadas CCAA donde los inspectores estaban exigiendo el pago del IVA a la transferencia de derechos.
Para finalizar comentar la visita del Comisario Hogan a Madrid. En sus intervenciones el Comisario ha vuelto a reiterar su convicción de que el modelo cooperativo es la mejor herramienta para que los productores puedan mejorar su posición en el mercado. El veto ruso, el desequilibrio existente en la cadena agroalimentaria, la simplificación de la PAC, la necesaria reciprocidad en las relaciones comerciales con los países terceros y las distorsiones que se generan cuando las exigencias de la reglamentación comunitaria nos inducen mayores costes frente a nuestros competidores, fueron temas recurrentes a los que el Comisario mostró comprensión y proximidad, si bien manifestó sus cautelas ante las diferentes sensibilidades e intereses existentes en los Estados miembros de la UE. Por ello, el Comisario insistió en la importancia de que el sector actúe con una única voz ante las instituciones comunitarias y haga valer sus argumentos con el fin de que sean tenidos en cuenta no ya por los políticos, sino por la sociedad en su conjunto. En fin, parece que entonamos la misma canción, esperemos que no se quede sólo en música.