Acabo de regresar del IX Congreso de organizado en Castelldefels por la Asociación Española de Economía Agraria. Participé en una mesa redonda sobre el I+D+i en el sector agroalimentario donde salieron a relucir cuestiones muy interesantes que me gustaría compartir con vosotros.

Lo primero que debemos tener claro es que la incorporación de la innovación en la estrategia de la empresa debe ser fruto de una mentalidad compartida por todos los que la integran, porque todos deben estar predispuestos a innovar y, por supuesto, a aceptar la innovación como una mejora constante y permanente.

Lo segundo es que la propensión a innovar crece cuanto mayor es la orientación al mercado por parte de la empresa y, sobre todo, si existen relaciones estables con los proveedores y con los clientes, en la medida en que la transferencia de información y del conocimiento fruto de la especialización de cada una de las partes permite no sólo la identificación de las áreas para la innovación, sino además la obtención y el aprovechamiento más rápido de los resultados por ambas partes.

Las dos áreas que tradicionalmente cubre la innovación en las empresas agroalimentarias son la relativa a la innovación en procesos y la innovación en productos. La primera permite mejorar la eficiencia y la segunda está más orientada a la diferenciación de productos, formatos y presentaciones. Por eso es tan importante que en una empresa haya una mentalidad innovadora, para que se atiendan ambas vertientes, lo que sin duda redundará en beneficio de la competitividad, mejorando la eficiencia (gastos) y diferenciando los productos (ingresos).

 

Otra de las cuestiones destacadas fue el impacto de la crisis en la innovación. Según algún estudio recientemente publicado se ha producido una reducción de la inversión en innovación desde 2007 hasta la actualidad. Sin embargo, en las encuestas que hemos realizado en Cooperativas Agroalimentarias a nuestras cooperativas ha sucedido todo lo contrario, incrementándose la participación de las cooperativas en proyectos en innovación en casi un 5% desde 2008. Además, según nuestros datos, la propensión innovadora crece con la dimensión de la cooperativa, de tal forma que un 57% de las cooperativas con facturación superior a los 60 millones de participan en proyectos de innovación y si son de segundo grado un 64,7%. En esta misma encuesta hemos identificado además que el 28,6% de las cooperativas cuya facturación supera los 60 millones de cuentan con departamento de I+D+i, porcentaje que sube al 35,3% si se trata de cooperativas de segundo grado.

 

En definitiva, la crisis agudiza el ingenio porque nos obliga a ser más eficientes y diferenciarnos de nuestros competidores.  Por ello la innovación es más necesaria que nunca, pero exige conocimiento y mentalización.

 

Acercar las empresas a los investigadores y los investigadores a las empresas y romper esos dos mundos que siguen existiendo en España y que, afortunadamente el tiempo y la crisis los están uniendo, sigue siendo absolutamente necesario. No es posible que los investigadores no estén en contacto con la realidad de las empresas y viceversa. Holanda, Bélgica, Francia, etc, son buenos ejemplos de que empresa e investigación no se entienden una sin la otra, resultando difícil la mayoría de las veces diferenciarlas de lo imbricadas que están. La reducción de los recursos públicos y la mejora continua de la eficiencia de nuestras empresas justifican hoy más que nunca una optimización y racionalización de los recursos existentes y que en los últimos años proliferaron hasta cierto punto sin demasiada lógica.

 

Finalmente, como no podía ser de otra forma en un Congreso de Economía, la innovación nunca se puede contemplar como un gasto, sino como una inversión, lo cual no quiere decir que no esté prevista en los presupuestos anuales de las empresas, al contrario, sino que debemos concebirla como una apuesta decidida por el futuro sin la cual no podremos sobrevivir. La empresa que no innova o no está dispuesta a hacerlo, está firmando su sentencia de muerte, porque en un mundo tan competitivo sólo van a sobrevivir los más eficientes y con mayor capacidad de anticipación.